El certificado de instalación PCI es un documento técnico emitido por la empresa instaladora que declara que los sistemas implantados (extintores, BIEs, rociadores, etc.) cumplen los requisitos técnicos y legales exigidos por el Reglamento de Instalaciones de Protección contra Incendios (RIPCI) y otros reglamentos como el CTE o el RSCIEI.
Su emisión es obligatoria en:
Este certificado es distinto del certificado de mantenimiento. A diferencia de este, que acredita revisiones periódicas, el certificado de instalación valida que los sistemas PCI han sido correctamente instalados desde el inicio, conforme al RIPCI.
El RIPCI, aprobado por el Real Decreto 513/2017, establece en su apéndice 2 los requisitos que deben cumplirse en toda instalación de equipos PCI. En concreto:
Este certificado debe incluir una declaración de conformidad técnica, estar firmado por un técnico competente de la empresa instaladora habilitada y reflejar los datos esenciales de la actuación. La empresa debe estar inscrita en el registro de empresas instaladoras PCI de la comunidad autónoma correspondiente. En función del caso, puede ser necesario incluir el número de colegiado del técnico firmante.
También se recomienda incorporar documentación complementaria como:
Este certificado es necesario para la puesta en servicio del sistema, no solo a efectos internos, ya que puede ser requerido por el usuario final, el seguro o una OCA. Para más detalles de cómo cumplir estos requisitos, puedes consultar nuestra Guía actualizada del RIPCI.
Antes de emitir cualquier certificado de instalación, es importante conocer con claridad qué elementos deben incluirse para cumplir con la normativa y facilitar su validación técnica y legal. A continuación, desglosamos los apartados que debe contener cualquier modelo de certificado de instalación PCI:
Debe indicarse claramente el mes y año en que se ejecutó la instalación. Esta información es clave porque marca el inicio del ciclo de mantenimiento y revisiones periódicas conforme al RIPCI. Además, puede servir como referencia para el cálculo de garantías, revisiones, inspecciones o futuras modificaciones del sistema.
Es el núcleo del certificado. Debe incluir una declaración expresa firmada por el técnico responsable en la que se certifique que la instalación se ha realizado conforme a la normativa vigente. Esta declaración suele incorporar referencias explícitas a:
Una redacción correcta y completa en este apartado es fundamental para que el certificado tenga validez ante inspecciones, auditorías o reclamaciones.
El certificado debe incluir un cuadro resumen del número total de equipos instalados, agrupados por familia (extintores, BIEs, rociadores, detectores, etc.). Esta tabla ofrece una visión clara y estructurada del alcance de la instalación y permite comprobar rápidamente si se han incluido todos los sistemas previstos en el proyecto.
Es importante que esta información esté bien organizada y se corresponda con los equipos listados en detalle más adelante. La clasificación por familia facilita tanto las tareas de control interno como la posterior elaboración del plan de mantenimiento conforme al RIPCI.
Este resumen debe ser coherente con la documentación técnica adjunta y con los registros individuales por equipo (modelo, ubicación, fecha de fabricación, etc.), que suelen presentarse en secciones posteriores del certificado.
El certificado debe ir firmado por el técnico competente designado por la empresa instaladora, que asume la responsabilidad de que la instalación se ha ejecutado conforme a la normativa vigente. Este profesional suele ser un ingeniero o técnico colegiado, inscrito en el registro industrial correspondiente de la comunidad autónoma.
La firma debe ir acompañada de:
Esta firma no sólo valida el contenido técnico del certificado, sino que también otorga valor legal y trazabilidad, especialmente ante inspecciones, auditorías o posibles reclamaciones posteriores.
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